Una sola paloma volaba en el cielo. ¿Dónde están las otras que siempre la acompañaban? Una sola persona camina por la calle, otrora repleta. Un solo vehículo transita cada tanto por la avenida ciudadana. Y nadie en los balcones de una ciudad amordazada. Pero el sol está pleno. El aire baila a su ritmo y hasta emite sonidos.
En la lejanía, las melenas de los árboles danzan sin apuro.
El silencio acuna a la calma que intenta encontrar un lugar adecuado para instalarse a gusto dentro nuestro. Un lugar sin estridencias ni adormecimientos. No es fácil pero es posible.
¿Será acaso que la Naturaleza toda nos lo está reclamando?
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