Los tiempos en cuarentena son otros tiempos
Y descubrimos que aunque el día parezca vacío está lleno de tiempos que desconocemos
Ahora que no necesito apurarme, que el silencio ciudadano abre ventanas hacia adentro, que lo único cierto es este minuto del que dispongo porque estoy viva, hay horizontes que reclaman espacio y atención. Pero son tan otros esos horizontes que generan vértigo. Así y todo no paran de reclamar imperiosamente que nade hacia ellos y me anime a descubrirlos como lo hicieron los navegantes de los siglos precedentes cuando se lanzaban para ir, con decisión inquebrantable, hacia lo que no conocían.
Cuántos relojes distintos para medir tantos tiempos. La cuarentena borró de un plumazo el sendero conocido y los nuevos días deslizan tiempos con nuevas metas que están aún sin inventarse. Antes, creíamos saber lo que queríamos. Ahora necesitamos poder querer lo que aún no sabemos. Tal vez sea ahora el momento de revisar y revisarse. Sin tantos miedos de nuestro adentro porque total el afuera ya no está en nuestras manos. En la cuarentena el tiempo es otro. Es un extraño cuyas muecas son difíciles de descifrar…. y sin embargo es inevitable sentir que tiene mucho para decirnos. ¿Será por eso que nos atemoriza escucharlo?
Perdida en el silencio de mi balcón que mira hacia calles desiertas me atrapa un silencio que aturde. Es que aún no sabemos cómo es el ritmo de su tic tac ni tampoco el reloj con el cual medirlo. Lo que va quedando claro es que después … nada será igual.
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