Domingo 19 de Octubre de 2003
Por Arantza Fernández / Bilbao
La psicóloga argentina Clara Coria ha ofrecido esta semana una charla sobre el sexo oculto del dinero y la dependencia de las mujeres con los hombres, organizada por la Asociación de Empresarias y Directivas de Vizcaya.

Foto: Mireya López
-¿Tiene sexo el dinero?
-Siempre ha estado vinculado a los hombres.
-Pero en los últimos tiempos…
-Las mujeres han accedido al trabajo remunerado, pero la independencia económica no ha sido sinónimo de autonomía.
-¿Por qué?
-Las mujeres encuentran obstáculos para manejar el dinero. Muchos varones sufren impotencia sexual cuando no lo tienen.
-¿Llega a tanto?
-Sienten que sin dinero no son hombres, como si fuera una característica sexual del macho.
-¿Les provoca inseguridad?
-Les hace sentir que han perdido el poder y los privilegios. Se sienten molestos.
-¿El dinero embellece?
-Los varones han usado el dinero más bien para compensar los atractivos que no tienen. Las mujeres que sienten esa atracción es por la estabilidad económica.
-¿Es el caso de banqueros o empresarios?
-El mirar a una mujer joven a su lado les hace sentir jóvenes. Es lamentable, pero la sociedad lo tiene permitido y auspiciado.
-También están Sara Montiel o Marujita Díaz.
-Es el mismo modelo. Las distintas generaciones tienen diferentes intereses y estas parejas tienen mucho menos para compartir.
-¿La sociedad ve igual que lo haga un hombre o una mujer?
-No, en el hombre está incluso bien visto, es como un refuerzo de su masculinidad.
-¿Cuál es el mejor camino de la mujer para acceder al dinero?
-El dinero es importante como recurso que permite la independencia.
-¿Y la mayor traba en ese objetivo?
-Las mujeres arrastramos siglos de dependencia. Hemos sido educadas para ello. Creemos que la dependencia nos protege.
-¿Los tiempos no han cambiado tanto?
-No. Las mujeres jóvenes tienen un poco más de libertades.
-¿Pero…?
-Mientras están solas son más o menos autónomas, pero cuando entran en pareja tienen bastantes dificultades para conservar esa autonomía. Es algo que no les sucede a los hombres.