«Tenemos que aceptar la edad y aliarnos con ella»

Publicado el Nov 6, 2005

6 de noviembre de 2005

Trayectoria ensayista de éxito, es coautora del libro Los cambios en la vida de las mujeres.

Algunos de sus libros de ensayo, que tratan con rigor, pero de forma amena, temas tan universales como el dinero, el amor y el éxito, siempre abordados desde una perspectiva de género, se han convertido en best sellers en toda Hispanoamérica. Allí esta argentina de acento meloso y pensamiento rápido –tanto como su conversación– despliega desde Buenos Aires una amplia red de talleres para la reflexión en grupo. Con ellos, como en sus publicaciones y en las conferencias que imparte donde se la reclama, Clara Coria pretende «contribuir, aunque sea modestamente –dice– a un cambio social», ayudar a crear un nuevo paisaje donde cuestiones como los mecanismos del poder y el sexo tengan el mismo significado para hombres y mujeres.

Y es que, como explica esta psicóloga clínica –de reconocido prestigio en el país que, cuentan, tiene más profesionales del diván por metro cuadrado–, hacerlo ayuda a desempolvar fantasmas, desenredar conflictos y correr algunos de los velos que funcionan aún en la sociedad actual. Clara Coria, alta, coqueta y con un liviano aire juvenil a pesar de haber traspasado la barrera de los 60 años, estuvo en Córdoba para presentar, junto a sus otras dos autoras (Anna Freixas y Susana Covas) el libro Los cambios en la vida de las mujeres , en el que se propone una serie de pautas realistas para abordar el paso del tiempo con dignidad y hasta alegría.

-¿Es ésta la primera vez que viene a Córdoba?

-Es la tercera. La primera fue en el 2001, para dar una conferencia sobre uno de mis libros, Las negociaciones nuestras de cada día , donde se explicitan algunos de los obstáculos subjetivos que dificultan a muchas mujeres abordar negociaciones cotidianas propias, cuando ya han demostrado lo bien que lo hacen defendiendo intereses de otros.

-Esta vez también la trae la presentación de otro libro, aunque en esta ocasión hecho a tres voces. ¿Cómo se gestó?

-Yo generalmente me propongo temas de investigación durante cuatro o cinco años y las conclusiones salen luego en libros. Había estado trabajando sobre los cambios en la vida de las mujeres en la mediana edad para ver qué cosas nos pasaban. Me había propuesto escribir durante el verano austral del 2002, o sea enero y febrero, pero con el colapso económico y social que hubo en diciembre del 2001 aquello quedó inconcluso. Me apenaba no continuarlo, y luego recordé que Anna Freixas y Susana Covas venían desde hacía tiempo trabajando el tema de los cambios, Anna desde Córdoba y Susana, aunque también es argentina, desde Madrid. Y, puesto que había un eje en común, me pareció buena idea que cada una de nosotras expusiera su perspectiva. También a la editorial, Paidós, le pareció una excelente idea.

-Dice usted en el prólogo que es un libro «polémico, transgresor y osado». ¿Por qué?

-Bueno, porque creo que cuestiona ilusiones y propuestas de la sociedad actual a las que tanto las mujeres como los varones se adhieren muchísimo. Cuestiones con las que alguna gente no coincida o la pueda enojar.

-¿Varían los cambios en la vida de las mujeres según los países y las distintas culturas?

-Yo creo que no; lo que varía, por lo menos en lo que yo he estado viendo en América Latina y en España, son las modalidades folclóricas si tú quieres. Es decir, las mujeres en la edad media de la vida, digamos alrededor de los 50 años, entran en una edad que les ofrece una nueva oportunidad. Ya han cumplido con los mandatos sociales, ya han criado a los hijos, han hecho muchas cosas y entran en la hora de ellas, y en lo posible sin culpas. Es la hora de satisfacer anhelos y deseos pendientes.

Es también la hora de los desprendimientos , una receta infalible que Clara Coria ofrece para afrontar sin traumas el trance de envejecer. Aunque más que como receta, a ella le gusta definirla como «una observación totalmente lógica y práctica», basada en ir soltando los protagonismos que ya caducaron. «Sucede que en distintos lugares yo he podido comprobar que hay ciertos protagonismos que aunque ya hayan caducado las mujeres siguen aferradas a ellos –afirma–. Sobre todo el creer que la maternidad es un rol vitalicio, o el vivir los tiempos libres que a esta edad tiene la mujer como tiempos vacíos, cuando en realidad son tiempos disponibles».

-Pero algunos de esos desprendimientos son dolorosos, por no hablar de la menopausia y otras pérdidas. ¿Es esa franja de la edad madura la más dramática para la mujer?

-No sé si es la más dramática, pero sí es una edad que hay que ver como una nueva oportunidad, y no siempre las mujeres tienen los recursos para permitírsela. En cuanto a asociar la menopausia con la antesala de la vejez creo que es un error terrible de gente inculta aunque lo digan los profesionales de la salud. La menopausia lo único que hace es terminar con el ciclo de la fertilidad –lo que resulta bastante aliviante–, pero nada más; no termina ni con los deseos sexuales de las mujeres ni con sus ambiciones ni con sus ganas de disfrutar la vida.

-Sin embargo, es una etapa en que la mujer toma conciencia de que lo que no haga ya no lo podrá hacer jamás, y eso resulta un poco agobiante, ¿no cree?

-Aquí yo estaría en desacuerdo contigo –replica con cortesía porteña–, porque lo único que no puede hacer ya la mujer es concebir hijos. Todo lo demás puede hacerlo, salvo las cosas que se hacían a los 20 años, pero eso es válido tanto para varones como para mujeres.

-Algunos de esos cambios también preocupan a los hombres: la edad, la jubilación… ¿Los viven ellos de modo distinto?

-Por supuesto, pero yo prefiero hablar de los cambios que he indagado, que son los que afectan a las mujeres. A los varones les afectan otros en todo caso.

Clara Coria suele obtener el material para sus investigaciones a través de testimonios grabados en talleres de reflexión que ella coordina con gran habilidad para tirar de la lengua a los participantes, algo muy argentino por lo demás. Grupos que no son de terapia, advierte la psicóloga, pero que acaban sirviendo a cada uno para aplicarse a sí mismo las conclusiones, puesto que se crea un clima de gran confianza y se potencia la experiencia individual. «Sí, mi metodología es proponer un tema de reflexión, grabar todo el material y hacer luego una síntesis con la que inicio la siguiente sesión –explica–. Y después de cuatro o cinco años tengo material suficiente para conceptualizarlo en un libro. Es decir, que los resultados teóricos que obtengo salen de la calle, mi cabeza sólo les pone orden».

-A mediados de los 80 publicó El sexo oculto del dinero, convertido en un clásico de la literatura psicológica. No es difícil imaginar cuál es ese sexo.

-Sí, por lo que me dijeron algunas investigadoras, fue el primer best seller feminista en La Argentina. Para mí es ya un tema pasado pero me doy cuenta de que está vigente para muchas.

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