20 de mayo de 2006
Por: IRATXE GÓMEZ/BILBAO
Especializada en temas relacionados con la mujer, reflexiona sobre «la ineficacia de ellas a la hora de defender los intereses propios»

Clara Coria enseña las claves de una buena negociación. / M. BARTOLOMÉ
«Yo amo mucho la libertad». La argentina Clara Coria se licenció en Psicología y, poco después, se especializó en el género femenino. Experiencias personales y terapias grupales la llevaron a desvelar algunos misterios. Así durante años ha investigado las relaciones de la mujer con el dinero, el poder y el éxito. «Muchas mujeres gozan de independencia económica pero no de autonomía», sostiene. Unas conclusiones que se han traducido en varios libros, como ‘Las negociaciones nuestras de cada día’. Sobre este tema, e invitada por el Centro de documentación de mujeres en Vizcaya, Coria cruzó ayer el charco con una reflexión: ¿Por qué tantas mujeres defienden brillantemente los intereses ajenos, pero no los propios?
-Despeje la incógnita.
-Se ha quedado grabada la idea de que si una defiende los intereses de otros es muy buena mujer. Pero si defiende los propios es una egoísta.
-Muchas mujeres trabajan, deciden no tener hijos… ¿Aún no se ha dado el gran cambio?
-Se han producido más cambios hacia fuera que en el terreno personal. Algunas mujeres que deciden no tener hijos entran en duda y sienten la presión social de que ‘no están completas’.
-¿Cuesta desprenderse del sentimiento de culpa?
-No vamos a quitarlo de encima, sino frenarlo y combatirlo.
-Hay que ser una mujer de armas tomar.
-No. Lo que se negocia en la vida cotidiana son dos cosas: tiempo y espacio. Ir a negociar no es pelear, sino todo lo contrario. Se puede hacer con una hermosa sonrisa. Pero hay que mantener la firmeza y eso a la mujer le cuesta.
«La madre tapa a la mujer»
-¿El dinero tiene género?
-Tiene asignado un género sexual masculino. Muchos hombres, cuando pierden dinero se ponen tristes porque creen que son impotentes. Se les cuestiona la virilidad.
-Dice que el amor es una construcción social. Suena muy frío.
-En distintas épocas se concibe de diferentes maneras. Ahora ha tocado la idea de que la mujer se debe entregar totalmente. Hay mujeres mayores convencidas de que si aman a un hombre no pueden excitarse con otros. A los varones no les pasa.
-¿Qué se entiende por femenina?
-Ser femenina no es ser una buena madre incondicional, altruista y abnegada. Generalmente la madre tapa a la mujer. El rol maternal no es de por vida. Además de los hijos, también existen ellas.
-¿Al hombre le gusta la ‘mujer moderna’ o le asusta?
-Al varón le asusta no saber quién debe ser ahora porque le han acostumbrado a ser muy macho, a saberlo todo, a tener erecciones permanentemente…Ahora se sienten perdidos y tienen miedo.
-Usted dice que la liberación de la mujer significa la del hombre.
-En la medida en que las mujeres dejen de cuidar a sus hombres como si fueran niños, ellos van a dejarlas de tratar como si fueran madres.
-¿Ellos van a hacer esa transacción?
-Hay tres clases de hombres: los convencidos de que la naturaleza les hizo superiores; los intermedios, que son democráticos pero al llegar a casa no hacen nada, y los solidarios, que hay que buscarlos con lupa, pero existen.
-¿El feminismo es la contrapartida al machismo?
-No, porque no pretende dominar al hombre.
-La clave de una buena negociación
-Negociar consigo misma. Estar dispuesta a ceder para darle al otro algo que necesita y a cambio recibir lo mismo.