«Muchas mujeres confunden solidaridad con altruismo»

Publicado el May 22, 2006

El País - País Vasco

«Las pequeñas libertades interiores son las más importantes»

 22 de mayo de 2006

Por: Eva Larrauri – Bilbao

Desde hace 20 años la psicóloga Clara Coria (Buenos Aires, 1941) investiga las relaciones de las mujeres con el dinero, el éxito y el poder. El Centro de Documentación de Mujeres de Bilbao le invitó para que imparta una conferencia y dirija un taller sobre las dificultades de las mujeres para defender sus propios intereses.

Desde hace 20 años la psicóloga Clara Coria (Buenos Aires, 1941) investiga las relaciones de las mujeres con el dinero, el éxito y el poder. El Centro de Documentación de Mujeres de Bilbao le invitó para que imparta una conferencia y dirija un taller sobre las dificultades de las mujeres para defender sus propios intereses.

-¿Tiene una respuesta para el título de su conferencia ¿Por qué tantas mujeres son capaces de defender brillantemente los intereses ajenos, pero no los propios?

-No todo el mundo es buen negociador, ni hombres ni mujeres, pero me sorprendía que había mujeres que eran excelentes negociadoras, que luchaban como leonas cuando se trataba de personas a las que querían, pero que cuando tenían que defender intereses propios no podían hacerlo. Explicar eso es complejo pero, por ejemplo, muchas mujeres piensan que es de buena mujer, defender a otros, pero sienten que son egoístas si lo hacen en su beneficio. Confunden el altruismo con la solidaridad. La solidaridad es un vínculo entre las personas que es recíproco, mientras que el altruismo es unidireccional. Y con el paso del tiempo se establece una situación de explotación, en la que uno se beneficia a expensas de otro. Creo que muchas mujeres lo confunden porque ha habido otra confusión al creer que una buena mujer es una buena madre, cuando da todo por los demás sin pensar en ella. Cuando las mujeres confunden solidaridad con altruismo quedan enredadas y no pueden defender los intereses propios. No hablo de negociar asuntos de dinero o poder, que se dan en los ámbitos públicos, sino en las negociaciones de la vida cotidiana. En las pequeñas cosas de todos los días se negocia tiempo y espacio, que es el único y real capital que tenemos en la vida.

-¿Se puede aprender de los ámbitos públicos para negociar mejor en lo privado?

-Yo creo que es al revés. Si aprendemos a abordar las negociaciones en la vida personal vamos a abordar mejor las públicas. La primera que deberíamos hacer es la negociación con nosotras mismas y, generalmente, es lo último que hacemos. Cada decisión tiene un costo y si podemos elegirlos la vida se hace más fácil.

-¿Cómo se sube ese primer peldaño?

-Primero tendríamos que preguntarnos, aún en las cosas insignificantes ¿me conviene? ¿me interesa? ¿que puedo proponer para intercambiar un poco las responsabilidades?

-Ya lo hacen muchas mujeres.

-No todo lo que brilla es oro. No es tan fácil tomar decisiones sobre lo que es más saludable para una y las personas que nos rodean. Muchas mujeres, sobre todo las más jóvenes, no se dan cuenta de que la independencia económica no siempre es garantía de autonomía y de que la libertad sexual, no siempre significa que hagan lo que tienen ganas y lo que más les conviene. Las pequeñas libertades interiores son las más importantes porque la vida es una continuidad de pequeños momentos, en los que elijes, por ejemplo, quien hace el desayuno los días feriados. En el libro Las negociaciones nuestras de cada día señalo las obstáculos para negociar y las condiciones subjetivas que debemos tener para hacerlo, que resultan más dificiles a las mujeres.

-¿Cuáles son?

-Conectarse con el propio deseo. Después, legitimarlo. Otra es poder decir que no. Tener recursos, es fundamental, y entender la diferencia entre ceder para que el otro no se enoje o hacerlo como estrategia de negociación.

-¿Y los obstáculos?

-Además de la confusión entre altruismo y solidaridad, está la feminización del altruismo. Se cree que para ser una buena mujer, se debe ser una buena madre, altruista. No hablo de tener un hijo, sino de que la cultura nos hace creer que para ser bien femeninas debemos tener un espíritu maternal, estar en función de los demás.

2 Comentarios

  1. Muy interesante, para reflexionr

    • Esa es la idea! 😉

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