Cristina Piña: Presentación de «Transitando – Relatos breves»

Publicado el Sep 10, 2018

Para quienes conocemos la amplia e importante obra de Clara en el campo de la reflexión sobre el lugar y los problemas de la mujer en un mundo patriarcal, y su admirable lucidez crítica, no puede sino sorprendernos la salida de este último libro, Transitando, donde deja de lado el ensayo para incursionar por primera vez en el terreno de la ficción. Pero se trata de una grata sorpresa porque, en este campo también, Clara hace gala de su proverbial inteligencia y sutileza.

Por más que seguramente todos los aquí presentes conocemos su obra ensayística, me parece importante, por la diferencia y continuidad que establece con su libro de cuentos, recordar al menos algunos títulos de ella, además de su trayectoria institucional y sus premios. Sin duda El sexo oculto del dinero fue el libro que la lanzó a la fama y con el cual empezó a delimitar el lugar central que ocupó y ocupa en los estudios de género y que se fue consolidando a través de sus sucesivos libros, de los que cabe citar El dinero en la pareja, Las negociaciones nuestras de cada día, Los laberintos del éxito, Erotismo, mujeres y sexualidad entre otros. Acompañando esta obra tenemos su trayectoria institucional, a lo largo de la cual fue cofundadora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) y Miembro de la Asociación Argentina de Psicología y Terapia de Grupo. Como culminación y reconocimiento de esta carrera brillante que la llevó innumerables veces al exterior a dar seminarios, tenemos el otorgamiento del Premio Konex 2016 en la disciplina Estudios de Género. Al respecto —y puedo decirlo con fundamento porque fui miembro del Gran Jurado que los concedió— ese año se creó la categoría específica, en razón del nivel destacado de los trabajos producidos dentro de dicho campo, en el cual la alta calidad del trabajo de Clara determinó que fuera una de la premiadas. Y sin embargo, parece que eso no le bastaba si nos detenemos en el libro cuyo lanzamiento celebramos hoy.

Porque se trata de once relatos que nos hacen penetrar en la psicología de sus personajes, pero no por medio de un análisis de sus personalidades, sino a partir de las situaciones en las que la autora los presenta y las reflexiones que les suscitan, las cuales resultan singularmente reveladoras.

Porque, como una auténtica discípula de James Joyce —cosa que tal vez no lo sea conscientemente— en cada uno de ellos —excepto en dos, donde ese fenómeno deliberadamente está escamoteado por la autora, como veremos— sus relatos culminan en una verdadera epifanía, como llamaba el narrador irlandés a esos momentos en que al personaje se le revela, a partir de algo aparentemente sin importancia, un aspecto central de su vida que comprende de manera fulminante y decisiva.

Así, el descubrimiento de una vieja muñeca hará que Mercedes, gracias al recuerdo de su infancia, comprenda algo fundamental sobre el amor en general; el encuentro fortuito con una compañera de veraneos del pasado confirma a Lucía en la actitud liberadora que pudo adoptar durante un lejano verano en San Juan; la visita a Santa María la Blanca, sinagoga de Toledo, le resuelve a la protagonista de la manera más sabia posible, la encrucijada de tradiciones religiosas y de dudas en la que ha vivido; y así sucesivamente.

Acabo de decir una palabra que me parece fundamental para calificar este libro de Clara: sabio. Porque tras cada una de las experiencias por las que pasan las protagonistas y en las que se centra la narración, se produce un auténtico acceso a una sabiduría vital que las lleva a enfrentarse con su vida en general y la situación específica que están atravesando desde una perspectiva mucho más profunda y acertada.

Concretamente en este sentido, hay una continuidad entre los ensayos de Clara y sus relatos de ficción: estos ficcionalizan experiencias y momentos vitales en los que Clara ha reflexionado largamente y que, al mismo tiempo, no tienen que ver sólo con vivencias de la autora —que podemos suponer tras algunos de los relatos— sino que comprometen al lector —y sobre todo a la lectora— de manera singular.
Porque quienes leemos, nos identificamos con lo que va ocurriendo en la ficción, por lo cual estos relatos pueden, como los otros libros de Clara, convertirse en una fuente de aprendizaje y de ahondamiento en nuestra visión de la vida y nuestra manera de encararla, en especial, en la edad madura.

Pero si este es el efecto del libro, se debe, más allá de su conocimiento de la psique femenina en este peculiar momento del mundo, a que Clara ha manejado los mecanismos de la ficción con soltura y acierto, cosa que no es fácil para quien hasta el momento no la ha practicado. Y sin duda sale airosa del desafío porque sus personajes son absolutamente creíbles; las situaciones, cotidianas y pasibles de que cualquier mujer las haya vivido o le toque vivirlas con el paso del tiempo; los escenarios están delineados con una precisión y una economía de medios que hace sumamente agradable la lectura y despierta nuestra empatía con el universo de cada relato.

Si esta es la tónica general del libro, hay dos relatos que se distinguen porque ese proceso epifánico no se produce sea en el protagonista masculino, sea en el conjunto de los personajes. Me refiero a «Amor esquivo» y a «Coincidencias».

En el primero, el protagonista es un hombre que cree haber avanzado y estar a tono con la nueva actitud de las mujeres y su posición en el mundo, pero que, en ocasión de un encuentro, no entiende nada de la mujer que tiene delante. En el caso del segundo, el conjunto de los personajes, a partir de su actitud exclusivamente competitiva, carente de afecto e interesada sólo en el dinero y el poder, ignora el verdadero entramado de sus relaciones y queda empantanado en él.

Pero, como dije, constituyen la excepción: en los restantes, con más o menos facilidad, la epifanía se da y las protagonistas surgen renovadas de la situación y preparadas para lo que el destino les depare.
Y esas situaciones con las que se enfrentan están vinculadas con los temas centrales de nuestra experiencia: el amor, el tiempo —un tema especialmente bien manejado por Clara y asediado en varias ocasiones—, las ilusiones, el valor de los recuerdos, la complejidad de nuestra herencia.

Pero también, en los relatos aparecen metáforas de elementos de nuestra experiencia, como es el caso de «Un otoño muy particular», donde las hojas secas del otoño adquieren una significación simbólica que prefiero no revelar por el efecto que produce en el lector descubrirla.

Es decir que este conjunto de relatos escritos por Clara es singularmente generoso con quien los transita, pues le ofrece desde reflexiones profundas sobre la realidad con la que nos enfrentamos y muchas veces no sabemos cómo manejar, hasta metáforas que nos conmueves por su significación y nos hacen bien por el trasfondo de serenidad y comprensión que nos comunican.

Por todo lo que he dicho, creo que leer Transitando es una experiencia verdaderamente iluminadora para quien aborde el libro, del cual, sin la menor duda, saldrá enriquecido y con una comprensión mayor de esa tarea que es vivir y que por momentos nos resulta abrumadora.

Y cuando un libro es capaz de producir los efectos que éste nos produce, lo único que cabe es celebrarlo, agradecerle a su autora que lo haya escrito y, por supuesto, leerlo.

Cristina Piña
Buenos Aires – 30 de agosto de 2018

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